Populismo y Género

 Por Nelly Arenas.


La funcionalidad que el tema de género ha tenido para el populismo ha estado subestimada, tanto por la academia como para el común. Lo cierto, sin embargo, es que el discurso populista, particularmente el de derecha, lo ha incorporado con tal frecuencia, que reclama atención.  

Como hemos indicado en textos anteriores, no existe populismo sin la creación de un enemigo, al cual se le adjudican todos los vicios en contraste con el pueblo puro, sano y virtuoso, necesario de preservar.

Nadia Urbinati, estudiosa del populismo, señala que para conseguir la articulación del “pueblo’’ como unidad, el liderazgo populista construye un antagonismo que puede ser el establishment,  los inmigrantes,  los ricos,  las mujeres o  los movimientos de diversidad. El diseño de estos dos últimos antagonismos es el de nuestro interés aquí.   

Una de las formas discursivas más instrumentadas por los populistas en años recientes para fomentar apoyos, es el género trasmutado en “ideología de género”. Pocos son los discursos en los que no se recurra a esa frase  la cual  sintetiza todos los males de los que  las sociedades deben  ser salvadas. Pero ¿a qué cosa alude la “ideología de género”? Como nos deja claro Leoncio Barrios, esta consiste en una construcción social, un invento de grupos religiosos para  denunciar, descalificar, desvirtuar y detener los logros sociales de los movimientos femeninos y de sexualidades alternativas. Es un concepto ideológico en sí mismo como lo son todos los preceptos religiosos presentados como verdades irrebatibles, mientras se inculpa de herejía o pecado a  quien los contraríe, escribe Barrios.  


La “ideología de género” ha sido una respuesta de los ideólogos del Vaticano a los innegables avances que, desde las décadas sesenta y setenta, han tenido aquellos movimientos al desafiar la sociedad patriarcal, y las normas establecidas por la tradición religiosa a través de los tiempos. Por esta razón urge frenarlos.  “Ideología de género” ha sido asociada interesadamente con el comunismo, con el mal, con la desviación social, con el feminismo. Se la ha presentado como una amenaza al orden establecido por parte de grupos católicos fundamentalistas, iglesias pentecostales y evangélicas.  En resumen, la “ideología de género” es un producto diseñado ideológicamente que pretende encubrir el verdadero rostro de lo social con sus disparidades y sus fracturas consustanciales.  Como dijera Camille Desmoulin, personaje de la Revolución francesa, la ideología es la “manifestación más evidentemente perfecta de un divorcio calculado (…) entre las palabras y las cosas… llega para disimular las contradicciones del mundo bajo, la aparente coherencia de las doctrinas”.

Los líderes populistas, particularmente los de derecha, han echado mano de  la “ideología de género”, doctrina que saltó de la esfera religiosa a la agenda pública y al debate político en los años noventa. La fuerza de este discurso ultraconservador, no excepto de tensiones en el seno de la iglesia, se manifestó intensamente en 2019. En junio de ese año, la Congregación Vaticana para la Educación Católica publicó un documento donde, por primera vez en la historia, la Iglesia católica condenaba  los estudios de género. Tales estudios conceptuales, como se sabe, cuestionan los estereotipos culturales a partir de los cuales se asignan y exigen comportamientos diferenciales a hombres y mujeres, reconociendo además solo dos sexos como legítimos. Dichos estereotipos han dado lugar históricamente a un trato discriminador, tanto hacia las mujeres como a las sexualidades alternativas. Esto cambió. Estamos viviendo un tiempo en que ya no se trata solo del clásico combate por la igualdad entre los dos sexos, el cual conservaba la identidad de los combatientes (hombre y mujer) por lo que  no provocaba tanta turbación. Ahora se discute, además, qué significa la masculinidad, las distintas variantes del feminismo y la diversidad sexual. No es una batalla de estereotipos,  sino contra ellos, porque  la manera en que  el género se traduce en un único estilo, hace ya mucho  que estalló en una variedad inclasificable, apunta Daniel Innerarity en su última obra, La libertad democrática.

 “Varón y mujer los creó”, es el título del  documento producido por el Vaticano. En él  se afirma que el “género fluido’’ está contra la ciencia y los valores de la familia por lo que, aseguran, nos encontramos frente a una “emergencia educativa’’ en relación  a temas de afectividad y sexualidad.  Sostiene el documento que la “ideología de género” contribuye a “desestructurar la familia con la tendencia a cancelar las diferencias entre hombre y mujer”. En qué medida estos argumentos han contribuido al reforzamiento de los discursos homofóbicos y sexistas en el plano político, no lo sabemos, pero alguna influencia han tenido, sin duda.   

Jorge Fernando Serrano, politólogo colombiano, argumenta que el uso del término “ideología de género” por parte de factores políticos conservadores y aquellos que tienen control sobre el Estado,  sirve de elemento articulador de políticas populistas elaboradas en las vertientes de género y sexualidad. La ‘»ideología de género” actúa generando un lenguaje común útil para enlazar movilizaciones que de otra manera estarían desconectadas o incluso opuestas, indica. Esta capacidad de amalgamar simbólicamente elementos heterogéneos podría ejercer la función de significante vacío en el sentido en que Ernesto Laclau nos presenta este concepto. A partir de ese término se construye un enemigo que contiene componentes distintos percibidos todos como desafiantes del orden social: feminismo, homosexualidad, educación sexual, derechos reproductivos. Esta narrativa ha ganado gran audiencia, construyendo un sujeto político que  en el pasado  estaba ausente de la escena pública, anota Serrano.

A menudo este discurso conservador viene acompañado de una arremetida contra la Organización de las Naciones Unidas, ONU.  A este organismo se le critican férreamente los objetivos del desarrollo sostenible, en la perspectiva de género, planteados en su Agenda 2030. Dicha agenda se ha visto boicoteada por los líderes derechistas. Se la responsabiliza de fomentar la destrucción de la soberanía nacional, los valores tradicionales cristianos y de la familia, al  promover, entre otras cosas, la educación sexual en los sistemas escolares.

En Europa del este, la “ideología de género” ha servido de  bandera a  la Iglesia católica con la cual esta ha recuperado protagonismo y poder intelectual. En Polonia, es una de las insignias con la cual la institución ha liderado la “retradicionalización” de la sociedad. Basta recordar aquí la política de segregación que han desplegado más de cien municipios en ese país, declarándose como zonas libres de ideología  LGTBI.   En mayo de este año, el líder populista Victor Orbán, primer ministro de Hungría, sentenciaba en la Conferencia de Acción Política Conservadora, que “la ideología de género es exactamente igual a lo que eran el comunismo y el marxismo”. “Género” y “migraciones” son  «variantes del mismo virus” incubado por la “elite progresista y globalista” de  Bruselas para «pulverizar” a las naciones, agregaba. 

En Italia, Giorgia Meloni ha tenido un comportamiento similar al vocear “no a la ideología de género”, “sí a la identidad sexual, sí a la familia natural, no a los lobbies LGTBI”.


Por su parte, los voceros del partido ultraderechista español VOX, han  negado la existencia  de la violencia machista y se oponen al matrimonio entre dos personas del mismo sexo.

De este lado del mundo, las cosas caminan de manera similar.  En marzo de este año, Donald Trump diría ante sus adeptos: “Derrotaremos a la ideología de género para reafirmar que Dios creó dos géneros: masculino y femenino”.

En América Latina, Jair Bolsonaro, muy ligado al movimiento evangélico brasileño, se mostró contrario a que se impartiera  educación sexual en los colegios de formación básica durante su gobierno. Así mismo, el presidente fijaría el “combate contra la ideología de género” como uno de los fundamentos de su mandato. El actual candidato a la presidencia de la Argentina, el ultraderechista Javier Milei, denunció que la Educación Sexual Integral (ESI), es parte de una agenda “postmarxista”.  Promete, además, derogar la ley de aborto legal ya que la misma forma parte de un “plan con el propósito de eliminar a los seres humanos”.  La renuencia a aceptar la nueva realidad ligada al género, no obstante, no se circunscribe exclusivamente al liderazgo populista de derecha. En Ecuador, el líder de izquierda, Rafael Correa,  también se manifestaría en el mismo sentido al afirmar en 2013 que la “ideología de género promueve barbaridades’’ al  negar  las “leyes naturales”.

El alcance de esta ofensiva de los movimientos religiosos más rancios es de creciente importancia en el plano electoral, motivo por el cual no le son indiferentes a los líderes en su búsqueda o mantenimiento del poder.   Así, en vista del compromiso electoral del 2024, el chavismo  ha mostrado disposición a abrirse a grupos religiosos en Venezuela que  plantean también la defensa del diseño original de la familia y se muestran en contra de la educación sexual escolar, no obstante que el país posee la tercera tasa más alta de embarazo precoz en América Latina.   La Asamblea Nacional se ha abierto a consultar a grupos religiosos  sobre cualquier iniciativa legislativa que involucre a la familia. Ello, a pesar de que el Estado venezolano tiene carácter laico por diseño constitucional.  

En cualquier caso, el calado de esta narrativa ultraconservadora propende al escarnio y la agresión pública a todo aquello que se juzgue como amenazante por estar fuera de las normas tradicionales. Es regresiva en el plano democrático, al desconocer derechos sociales que ha costado mucho alcanzar. Pero, sobre todo, refleja la incompetencia del populismo para hacer frente a la complejidad del mundo que está aquí y del que no nos podemos escapar.

Referencias bibliográficas

Barrios Leoncio, (2023) “La llamada ‘ideología de género” www.efectococuyo.com

Centofani, Sergio “Santa sede: la ideología de género es un paso atrás para la humanidad” vaticannews.va/es/vaticano

Serrano, Jorge Fernando (2019) “Ideología de género”, populismo autoritario y políticas sexuales. Nómadas 50 abril. Universidad Central Colombia. Disponible en Scielo.org.co

Singer, Flor Antonia (2023) “El chavismo se abraza a los movimientos religiosos ultraconservadores venezolanos” El País 24-07

Innerarity, Daniel (2023) La libertad democrática Galaxia Gutenberg, Barcelona.

Urbinaty, Nadia (2023) “La rebelión de ‘los pocos’ contra ‘los muchos’. NUSO. Entrevista Mariano Shuster.

Imagen: https://www.identitiesjournal.com/blog-collection/gender-ideology-and-religious-populism y https://www.eldiario.es/sociedad/diferente-violencia-domestica-genero_1_1766364.html.

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