Jorge Díaz Polanco. Hombre y circunstancia en el desarrollo de la sociología de la salud en Venezuela*


Por: 
Carlos Walter Valecillos

Médico psiquiatra, Director del Centro de Estudios del Desarrollo (Cendes-UCV) y Profesor- investigador del Área Desarrollo y Salud de la misma institución.
Correo-e: cendedir@ucv.ve 

 

El 22 de agosto de 2020 nos dejó Jorge Díaz Polanco, un profesor muy querido y respetado por todos quienes tuvimos la dicha de tratarlo como colega o como amigo. La siguiente semblanza nos brinda una imagen de su significación desde diversas voces. 

 

La célebre frase del filósofo José Ortega y Gasset, «Yo soy yo y mi circunstancia y si no la salvo a ella no me salvo yo»vino a mi mente leyendo la última actualización del currículum vitae que Jorge Díaz Polanco, amigo y compañero de trabajo, con quien compartí actividades académicas durante un largo pe- ríodo de más de cuatro décadas, actualizase meses antes de su muerte. 

En 1968, un año después de recibir su título de grado como Sociólogo, se enfrentó a la circunstancia de decidir el campo al que dedicaría el ejercicio de su profesión, decidiéndose por los estudios de postgrado de Sociología de la Educación Médica, becado por el Ministerio de Sanidad y Asistencia Social y la Organización Panamericana de la Salud (OPS), en la Universidad de Kentucky, Estados Unidos. 

Esta universidad, fundada en 1960, precisamente el año en que la Sociología de la Medicina fue aceptada como una sección de la Asociación Americana de Sociología, formaba parte del mundo académico donde se gestaba el desarrollo de esa rama de la Sociología en los Estados Unidos, que alcanzó su clímax en la década de los setenta. Para 1972, la enseñanza de la Sociología de la Medicina, a nivel de postgrado, se había extendido a 47 universidades de ese país. Al ambiente académico mencionado, vivido por Jorge durante su permanencia en Lexington, Kentucky, se suma el contexto político-económico-social del país en que residía transitoriamente; una nación polarizada, entre los partidarios de mantener la guerra de Vietnam y quienes deseaban una salida negociada al conflicto bélico, situación a la que se agregaba la ola de protestas en defensa de los derechos civiles, actos de violencia y asesinatos de líderes sociales y políticos. La circunstancia que venimos de describir, como veremos más adelante, no dejó de estar presente en la vida de nuestro amigo y colega, y su impronta fue de tal magnitud, que aquel joven sociólogo de la medicina se convirtió, con el correr de los tiempos, en la circunstancia que contribuyó a moldear la vida de muchos otros. 

A su regreso a Venezuela, al culminar sus estudios de postgrado en Sociología de la Medicina, inicia el periodo de su vida en que la balanza entre el yo y las circunstancias se modifica; ya el peso de la circunstancia no es el mismo, mientras el peso del yo comienza a hacerse sentir cuando prolonga su vida de docenteque había iniciado en el Instituto Champagnat, entre 1962-1964, donde dictase las asignaturas, Historia y Geografía de Venezuela y Formación Moral y Cívica. Ahora el reto era asumir el compromiso de ser profesor de Sociología de la Medicina, adscrito al Departamento de Medicina Preventiva y Social de la Escuela de Medicina Luis Razetti, de la Facultad de Medicina de la Universidad Central de Venezuela.

La actividad docente del sociólogo en Educación Médica, Jorge Diaz Polanco, iniciada en la FacmedicinaUCV, no solo se expandió, en el campus de la ciudad universitaria de Caracas, a la Escuela de Sociología y Antropología de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales y al Cendes; sino, también, a la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Carabobo. De igual manera, otras universidades públicas nacionales y privadas, entre estas últimas, la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), de donde egresara como sociólogo en 1967, incorporaron sus espacios académicos, ampliando así los límites de esta expansión, que no era solo de carácter territorial; se ampliaba, también, el oficio del sociólogo. Ya no era únicamente el campo de la Educación Médica su objeto de interés, sino, primero, el de la Sociología de la Medicina y, luego, el de la Sociología de la Salud, tanto a nivel de la enseñanza en el pregrado como en el postgrado.


La Sociología de la Salud se convierte así en una nueva circunstancia en su vida y es, en el marco de esta, cuando lo conocí en 1975, recién iniciada mi carrera académica en la UCV. Ocurrió cuando el Comité Organizador del VI Congreso Venezolano de Psiquiatría me solicitase conformar un equipo integrado por psiquiatras y científicos sociales, con el propósito de elaborar la ponencia central de ese congreso sobre el tema, La Psiquiatría del Subdesarrollo. Este equipo quedó integrado, además de por Jorge, por la socióloga Norma Núñez de Macia, el economista Héctor Silva Michelena, el psiquiatra Romualdo Alvarado y yo. Esta ponencia sirvió de base para la elaboración del libro, Psiquiatría y Subdesarrollo: Reflexiones en base al caso Venezuela, editada en español (primera edición, mayo 1977 y segunda edición, agosto 1977) y portugués (1980), el cual fue distinguido con los premios Anual de Publicaciones de la Asociación de Profesores UCV, Mención Ciencias Sociales, 1978 y Anual de Psiquiatría Alberto Mateo Alonso, Minis- terio de Sanidad y Asistencia Social de Venezuela, 1978.


Y esa nueva circunstancia, la Sociología de la Salud, así como el desarrollo de su carrera académica, le planteaban el dilema de elegir una institución universitaria que le permitiese realizarse como docente e investigador. Es, en la búsqueda de respuesta a este dilema, cuando se produce su encuentro con el Cendes. 

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Bajo la dirección de Jorge Ahumada y sobre la base de las ideas de Mario Testa, Eduardo Sarué y otros técnicos, se elaboró, en 1965, en el Cendes, con la colaboración de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la Metodología Cendes-OPS, que constituyó el punto de partida de la planeación de la salud en la región y de la formación de planificadores de la salud en América Latina, durante el período 1962-1970” (Hernán Duran Morales).

A esta carta de presentación que registra un hito en la historia institucional del Cendes, se agrega un hecho ocurrido a finales de la década del setenta. Mario Testa, en el segundo exilio de su vida, regresa a Venezuela, y en los primeros años comparte espacios académicos e institucionales con Jorge Díaz Polanco hasta su reincorporación al Cendes en 1977, ahora como miembro de su comunidad de investigadores. Poco después, en 1980, se produce el reencuentro de Mario y Jorge, inicio de la prolongación de la nueva circunstancia de nuestro homenajeado, en su tránsito de la Sociología de la Salud, a la política y planificación de la salud, campos a los que dedicó su vida a partir de 1980. 

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Recuerdo, también, que Jorge cantaba muy bien, era un excelente tenor, le gustaba cantar boleros, y cuando había oportunidad, en celebraciones en la misma institución, disfrutábamos de sus interpretaciones. Jorge fue, también, un buen gourmet, le encantaba comer y cocinar, en particular platillos bien elaborados; le encantaban los postres, al extremo que pudiese decir que era goloso de los dulces. Le gustaba el turismo lúdico y los cuentos de sus andanzas por islas, países y por el territorio venezolano conformaban una interesante conversación con sus anécdotas. Y Jorge también era amante de las telenovelas. Yo me tuve que incorporar a verlas para poder participar en sus conversaciones. Principalmente le gustaban las telenovelas brasileras. Una de las que más recuerdo, motivo de tertulia, fue La esclava Isaura.


Finalmente, quiero destacar que uno de los aspectos de la vida de Jorge fue siempre su inquietud y perseverancia por indagar sobre lo que estaba ocurriendo en el campo de la salud en nuestro país, lo que lo llevó a escribir un sin número de artículos sobre el tema, capítulos de libros y su libro Barrio Adentro, Continente afuera. Salud y Hegemonía en Venezuela. Siempre lo recordaré con mucho respeto y admiración, por su agudeza política y analítica en interpretar lo que acontecía en el sector salud venezolano. 

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A manera de epílogo 

Es imposible cerrar este largo recorrido por las circunstancias presentes en la vida de Jorge Díaz Polanco sin hacer mención a dos hitos, uno relacionado con la historia del desarrollo organizacional del Cendes y el otro de su vida personal; ambos le produjeron una satisfacción emocional e intelectual inmensurables. El primero fue la creación en 2010 del Área Desarrollo y Salud (ADS) en nuestra institución; el segundo, lo que significó para él la presencia de su esposa, Thais Maingon, investigadora, compañera de trabajo y amiga de muchos de los miembros de la comunidad cendista.


Un área con nombre y apellido: Jorge Díaz Polanco 

Con la decisión de la Comisión Técnica de crear el ADS, se honró el com- promiso de institucionalizar la actividad docente e investigativa en salud que se había iniciado en los años fundacionales de nuestro centro, cuando Mario Testa, a inicios de los ochenta, coordinaba el equipo de investigación en esta materia, adscrito al Área de Teoría y Método de la Planificación. La creación del ADS –conformado por las investigadoras Andy Delgado Blanco, Marianella Herrera-Cuenca e Yngrid Candela, miembros de la generación de relevo, junto con Jorge y yo– permitió diversificar las líneas de investigación en salud en las que los veteranos veníamos trabajando, incluyendo nuevas y rediseñando anteriores, tales como las relacionadas con Políticas, Planes, Proyectos y Presupuestos Nacionales en Salud, Alimentación y Nutrición, y Derecho a la salud. A once años de su creación, cuyo primer jefe fue el mismo Jorge Díaz Polanco, la actividad docente, investigativa y de extensión de sus miembros ha hecho importantes aportes en el campo de la investigación en salud en Venezuela, contribuyendo a posicionar al Cendes como referente primordial.


Jorge y Thais, una historia de mutua colaboración intelectual 

Este era el título que tenía en mente para escribir sobre el proceso interactivo que se desarrolló entre esta pareja de investigadores que, en una etapa de su vida académica, no solo convergieron en dedicar la mayor parte del tiempo a la actividad de investigación, sino que, en un momento determinado, acotaron este campo a una temática particular: las políticas de salud. Pretendía comenzarlo con los diálogos que sobre este tema, en varias oportunidades sostuve con Jorge y que, recuerdo, se iniciaron con la lectura de la tesis doctoral de Thais, Un siglo de política de salud en Venezuela: Eficiencia, Eficacia y Equidad, presentada para optar al título de Doctor en Ciencias, Mención Ciencias Políticas de la UCV, en el año 2003. En mis conversaciones con Jorge le comentaba acerca de otras parejas en las que la interacción había conducido a una situación casi simbiótica, en la cual uno anulaba al otro; que no era el caso de su pareja, en la que había ocurrido todo lo contrario. Ambos crecieron intelectualmente a través de un proceso de mutua colaboración. Mi propósito era continuar indagando sobre cómo se produjo este proceso y, en particular, sobre el impacto que tuvo la tesis doctoral de Thais en la obra de Jorge en los años posteriores a 2003. Encontré la respuesta a mi búsqueda en las palabras pronunciadas por Thais, el día de las exequias de Jorge, cuya copia transcribo, 

Cómo me cuesta estar sin Jorge, me hace mucha falta, debo aprender a vivir sin él, debo aprender a vivir sin él. El último libro que leyó Jorge, lo leyó unas tres veces, se lo regaló a su hermano del alma y de la vida, Mario Bronfman, las pasadas navidades; se titula De animales a dioses, de Yuval Harari y es una excelente breve historia de la humanidad. De este libro, muy subrayado por Jorge, resalto lo siguiente: estar satisfecho con lo que se tiene es mucho más importante que obtener más de lo que se desea. Jorge vivió su vida con sentido, con coherencia, tuvo muchas y variadas satisfacciones. Estoy muy segura que Jorge disfrutó en grande más de lo que le ofreció la vida y estaba muy satisfecho con lo que construyó, y con el legado que nos dejó a Rodrigo, a mí y a sus amigos.


Y al releer este texto, hice insight en que la respuesta estaba allí, en el amor estaba la clave que me permitía entender, no solo como se produjo ese proceso de mutua colaboración en que ambos crecieron intelectualmente, sino que este contribuyó, también, a esa vida con sentido y coherencia de la que nos habla Thais, la última circunstancia de su vida.





Foto: https://twitter.com/ACCSI_VIHSIDA/status/1297705473370730497?s=20


*Este texto representa un extracto de la semblanza de Jorge Díaz Polanco publicada en la Revista Cuadernos del Cendes Nº 106. El texto en extenso puede encontrarlo aquí.

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