Barinas 6421

Por Héctor Briceño-

¿Por qué el candidato del Gobierno, Jorge Arreaza reconoce antes de conocerse los resultados oficiales, la victoria opositora en Barinas?



El reconocimiento de Jorge Arreaza de los resultados electorales durante la noche del 09.01.22 se posicionó como la gran noticia electoral, casi igualando la importancia de la ratificación, a dos vueltas, de los candidatos opositores en Barinas, un hecho que según el mismo Rector del Consejo Nacional Electoral (CNE) Roberto Picón es inédito en 23 años de chavismo.


El reconocimiento de la derrota electoral es un elemento central, en ocasiones menospreciado, de todo sistema político (especialmente en los democráticos), pues permite la construcción de confianza entre electores y gobernantes, así como también entre los seguidores de distintas alternativas políticas. Su contrario, el desconocimiento de los resultados, mina la confianza política necesaria para establecer un mínimo de gobernabilidad, deteriora las certezas sobre los procesos electorales, sus resultados y consecuencias, obstaculizando a largo plazo el funcionamiento de cualquier sistema político.









Las sospechas que levantan el desconocimiento de los restados por parte de los candidatos es una enfermedad que rápidamente se dispersa hacia todos los actores involucrados en los procesos electorales, así el “cambiaron los resultados” o “nos robaron la elección”, se transforma en “no se puede confiar en el organismo electoral ni sus autoridades”, “los partidos/candidatos negociaron”, “se vendieron”, “se burlaron del pueblo”. A su vez, el cuestionamiento de los actores se traslada a la propia idea democrática y sus instituciones: “votar no sirve para nada”, “este gobierno no sale con voto” para finalmente concluir en la pregunta crucial para la gobernabilidad política: “¿Por qué debo obedecer leyes y decisiones tomadas por autoridades que considero ilegítimas?”.

 

El reconocimiento de la derrota electoral es una virtud política esencial de un liderazgo democrático. Saberse derrotado y reconocerse como minoría obliga a los líderes y partidos a replantear sus estrategias, a regresar a los electores para ajustar sus propuestas a las demandas y necesidades e intentar convencerlos sobre las virtudes y fortalezas de sus proyectos. Los gritos infundados de “fraude”, por su parte, conllevan al estrecho callejón de la arrogancia y la circular auto ratificación de malas ideas, exteriorizando las culpas y victimizando la voluntad: “Yo hice todo bien, gané la elección, pero el organismo electoral me la robó”.

 

Todas estas virtudes han estado ausentes de la política venezolana durante largo tiempo. Lo más parecido al reconocimiento de una derrota electoral durante los últimos 22 años ocurrió, tras el rechazo electoral de la reforma constitucional la noche del 06 de diciembre de 2007. Un reconocimiento seguido de una gran cantidad de insultos de todo tipo, y lo que es peor, por años de desconocimiento de la voluntad política de la mayoría. La reforma constitucional fue implementada paulatinamente, y tan solo 3 años más tarde casi la totalidad de las propuestas rechazadas habían sido implementadas.

 

La oposición no lo ha hecho mejor. Incluso las derrotas electorales más aplastantes fueron desconocidas, en el marco de una gran teoría conspirativa que incluye kilométricos cables submarinos que atraviesan aguas internacionales, y una gran cantidad de profetas del “te lo dije”, cuya argumentación permanece invariable e impermeable al paso de los tiempos.

 

Pero, regresemos a la pregunta inicial ¿por qué el candidato del Gobierno, Jorge Arreaza reconoce, antes de conocerse los datos oficiales la victoria opositora en Barinas?

 

En primer lugar, desconozco si Jorge Arreaza posee las virtudes democráticas que hemos señalado anteriormente. Sin embargo, lo que si puede decirse es que si exvicepresidente, excanciller, exministro -de 4 ministerios- y excandidato en Barinas es un virtuoso demócrata lo mantuvo en secreto durante muchos años. Así mismo debe reconocérsele que ha sido ésta su primera experiencia como candidato a un cargo de elección popular. En todo caso, se aplaude el gesto con la esperanza que se convierta en la norma y no en la excepción.

 

Otra clara motivación detrás del reconocimiento de los resultados es construir una normalidad democrática que, a juzgar por la respuesta de la opinión pública, parece ser un objetivo alcanzado.

 

Algunos de los replicadores del gobierno así lo interpretaron y se embarcaron en impulsar la matriz de opinión. Tal es el caso del político español Pablo Iglesias, quien interpreta el reconocimiento de la derrota como sinónimo de democracia.


 











Así, la simpática definición del exvicepresidente español reduce la democracia a un gesto, o a la inversa. Las dictaduras no simulan, aparentan ni mienten según puede derivarse. En todo caso, es evidente que el gesto de Arreaza tiene como objetivo hacer olvidar el desconocimiento electoral del pasado 21 de noviembre en el mismo escenario, cuando el Tribunal Supremo arrebató la victoria a Freddy Superlano al reconocer una inhabilitación política post-victoria electoral, y crear así una imagen de normalidad democrática, civilidad e incluso cortesía entre adversarios. Simulación o no ¡Bienvenido el gesto y la imagen de normalidad democrática!

 

El gesto (sincero o no) contribuye a reconstruir la confianza en las elecciones, para que los próximos procesos en el calendario electoral (Presidencial y Parlamentarias) cuenten con participación opositora.

 

Un tercer objetivo del temprano reconocimiento de la derrota electoral puede haber sido evitar una aventura chavista para desconocer los resultados. Durante las 6 semanas de campaña el gobierno utilizó todos los recursos públicos disponibles, intentando hacer en mes y medio lo que no han hecho en 22 años. Barinas fue durante este tiempo prioridad del chavismo. Los liderazgos involucrados en salvar la cuna de la Revolución eran del más alto nivel y probablemente estaban dispuesto a cualquier cosa. Pero el reconocimiento cerró la vía a cualquier nueva aventura. Agotadas la Contraloría, el TSJ y los militares (las tres instituciones que actuaron conjuntamente para impedir la totalización de votos el 21 de noviembre), ¿qué otra alternativa tendría a disposición el chavismo? Ninguna buena. Sin embargo, gracias al reconocimiento no lo sabremos.



Fuente imagen: BBC.


Adicionalmente, el tweet del candidato Jorge Arreaza alivió la presión que recaía sobre el organismo electoral. Tras un período de confusión, durante el transcurso del día de las elecciones se informó que los resultados no serían anunciados por el CNE en Caracas sino por la Junta Electoral Regional de Barinas (organismo subalterno de CNE), la misma que había sido presionada por los militares durante la noche del 21 de noviembre 2021 y los días posteriores para evitar la totalización de los votos y la adjudicación del cargo a la gobernación. La premisa que parecía estar detrás de la decisión era que es mas sencillo presionar a las autoridades regionales que a las nacionales. Pero el reconocimiento de la derrota por el propio gobierno permitió al CNE anunciar formalmente los resultados y mostrarlos con transparencia y sin presión alguna. La consecuencia inmediata ha sido la confirmación del organismo electoral como un organismo independiente con autoridad para declarar resultados electorales (¡vaya ironía!).

 

Barinas tuvo en el transcurso de 6 semanas, 4 gobernadores, 2 elecciones y un gesto.

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