Reflexiones sobre la inequidad desde el mundo y medio. Parte I: No somos iguales

 Por Ale Cabrera*


Yo nací en el tercer mundo y vivo en el primer mundo. Soy de esas personas que no son de ninguna parte y de todas a la vez. Por eso creo que vivo en las hendijas del primer mundo, que yo llamo el mundo y medio.


Soy lo que llaman un nómada digital. Además soy mamá de dos. Y como regalo de la pandemia, nos lanzamos a la educación en casa.  Así que literalmente, salvo las regulaciones de impuestos, no tengo por qué estar en un lugar fijo para trabajar ni llevar a mis hijos al colegio. Esto nos ha permitido viajar y explorar otras realidades. Me gusta viajar por periodos largos, para tomar el gusto del lugar en el que estoy.  Pero en la maleta siempre se me vienen los lentes de socióloga, aunque trate de dejarlos. Y así me doy el permiso de escribir esto, que es solo una reflexión que hago durante un viaje, sin citas, ni números ni rigores académicos.


Recuerdo siempre con gracia y reflexión un cuento que vi en internet. Un Norteaméricano al llegar a una playa del caribe ve a una persona durmiendo en una hamaca en la orilla. Le pregunta con entusiasmo al ver la belleza del entorno, ¿quién es dueño de aquella maravilla?. El hombre, sin levantarse dice que es él mismo. A lo que el visitante le insiste que pida un crédito para inversión, y formar una gran corporación hotelera. El otro, aún en la hamaca, solo pregunta confundido ¿para qué haría eso?. Y así, prosigue el extranjero diciendo, que eso generaría ingresos y empleos y desarrollos en la región. Pero la pregunta se repite ¿para qué? Y cansado de la falta de visión, el extranjero dice: para tener mucho dinero y luego poder descansar y disfrutar de esta maravilla cuando quiera. Y el hombre responde sin moverse, pues eso ya lo estoy haciendo.




Todos somos inequitativos, pero unos somos más inequitativos que otros 


La inequidad es universal. Convivo en ella en el primer mundo. Pero la diferencia es que en el primer mundo, los inmigrantes sirven a los locales. El que llega, espera progresar, mientras los de allí se sienten cómodos y protegidos. A los inmigrantes se les dice sin decoro en los talleres de “integración” que hay que empezar desde abajo. En el tercer mundo, por el contrario, son los locales, quienes desplazados del placer y la economía, sirven a los visitantes para poder sobrevivir. Muchos de los comercios son propiedad de inmigrantes, quienes, en su mayoría, tienen un mejor estatus del que tenían en el país que dejaron atrás.


Es casi una caricatura ver a los trabajadores de Yucatán a diario limpiando el mar de algas para que los turistas estemos confortables. Están literalmente tratando de limpiar el mar. Algas, que según aprendí, son usadas por las tortugas para esconder sus huevos y que se han incrementado notablemente por el calentamiento global. Y me pregunto, ¿qué consecuencias ecológicas para la biodiversidad y las tortugas tiene el turismo en la Riviera Maya?


En mi casa en el polo norte, tras una nevada, los camiones quitan la nueve de la vía para que podamos todos ir a trabajar. La nieve no interrumpe a los turistas, al contrario, los atrae para ir a esquiar. Y es cierto que ha habido años en los cuales no hay suficiente nieve, y eso causa preocupación al turismo, pero al ser una economía diversificada el impacto es mucho menor. Aquí las algas que vienen a la costa interrumpen el paraíso y paralizan la economía, y un ejército de locales sale a diario, rastrillo en mano, a dejar la arena blanca y limpia como en los folletos publicitarios.


Pero me pregunto, como el hombre del cuento, ¿para quién es el beneficio? Para mí, obviamente, puedo trabajar y bañarme en el mar durante mi pausa de almuerzo. Para todos los que escapamos de las gélidas nevadas del frente frío y disfrutamos de un caribe mágico hecho a la medida. Pero ¿están los Yucatecas y los Mayas mejor? Se generó empleo ciertamente. Sin embargo las caras tristes de los vendedores ambulantes, las mujeres corriendo de la policía con sus hijos amarrados en la espalda y los guías ofreciendo servicios turísticos en alcabalas inventadas, diseñadas para engañar a turistas y cobrar sobreprecio por todo, me dicen lo contrario. 


Sin embargo, quizá el privilegio de vivir cerca del caribe y disfrutar de su clima templado todo el año es suficiente, y yo solo estoy pensando demasiado, viendo a los yucatecas desde mi resquicio del mundo y medio.



















*Ale Cabrera es socióloga, maestra, Data Scientists y mamá. Nómada digital y Homeschooler.

Para conocer más sobre su trabajo te recomendamos a visitar su página web: https://www.alecabreracoaching.com/

Comentarios

  1. ¡Saludos estimada colega! Me sorprende gratamente el perfil de tu artículo y tus reflexiones, las cuales están apoyadas en muy buenas tomas fotográficas y al oportuno trabajo de campo. Nos encontramos atravesando una serie de profundas y dramáticas transformaciones a nivel planetario. Somos ahora más que nunca una gran aldea global. Y el modo en que cada persona define y aprecia la realidad del otro, siempre va a resultar subjetiva. "Yo desde acá veo un 6 y tu desde allá un 9". Los desajustes ecológicos deben ser tomados muy en serio. También lo que es correcto o incorrecto para el medio ambiente. El turismo es una fuente importante de ingresos y empleos para cualquier nación, pero no la solución para otros graves problemas de fondo. Elevar nuestro nivel de conciencia y darnos esa oportunidad como latinos de corregir esos males procederes, aprovechando el acceso al conocimiento y la preparación a distancia, para lograr ser cada día mejores "ciudadanos del mundo", son puntos que hay que colocar en la agenda colectiva de nuestra población.

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    1. Wow Alfredo gracias por leerme y por ese dedicado comentario :)
      Estoy totalmete de acuerdo, cada quien ve la realidad tan diferente y cada perspectiva es válida. Y como bien dices al ser aldea global tenemos el llamado de tomar los desajuste ecológicos con mucha seriedad. Donde se traza la linea entre la economia y la ecología? no lo se, pero ver las playas perder su azul turqueza y el olor de salitre me impactó profundamente. No solo de manera personal porque soy una amante del mar, es verle la cara de frente al calentamiento global se hace presente en todas partes.

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    2. ¡Es cierto! Una terrible problemática. Algo muy serio que requiere de pronta solución. Debemos vivir en equilibrio con nuestro planeta. Y ayudar a lograrlo.

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  2. Hola, Me gustó el término de "mundo y medio", Tu artículo plantea una realidad. Durante la primera mitad del siglo pasado, Centro y Sur América le abrieron las puertas a migrantes del ahora llamado primer mundo, . . .

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